Por William E.
Fleming
Sí, ahí lo vi.
Al despertar en la noche con sus ojos rojos
mirándome en la soledad. El miedo paralizaba mi cuerpo, que sin poder apartar
mis ojos de aquellos rubíes –danzando en la noche– hice lo imposible para no
ser devorado. Saqué mi revólver de la mesa y disparé a la oscuridad perlada.
Para comprobar entre los fogonazos de luz, la sonrisa marchita de un niño. Mi
hijo, su traje de Halloween y una careta de luces en los ojos.
Uff, sorpresivo y fatídico. Excelente giro de tuerca. Ahora ya qiero saber lo que se viene. Cuando me dicen o leo "Halloween" ya tienen toda mi atención. Me fascina esa fiesta. ¿Se ambientará en Halloween la historia que viene?
ResponderEliminarExcelente micro, William. Funciona como apertura, pero como obra idnependiente también.
uuuufff!!!!!!!!!!! qué fuerte. así solito ya crispa...
ResponderEliminarmuy bueno will!!!
Uhh que error...muy bueno, saludos.
ResponderEliminarUfff. qué fuerte, William.
ResponderEliminarImpecable: un gran microcuento, con todas sus letras. Suspenso, terror, y el drama que te deja boquiabierto.
Me encantó. ¡Maestro!
Saludos...
Muy bueno Willy !!! No quiero imaginar lo que se viene... Una de terror!!!!
ResponderEliminar¡Opa, opa! ¡Tremendo, muy fuerte! ¡Quiero saber como sigue!
ResponderEliminarEXCELENTE!!
ResponderEliminarMortal, como cada bala disparada.
ResponderEliminarSencillamente excelente.