Por Claudia Medina Castro.
Mara rezaba para que no fuera cierto.
Esos ruidos y rumores nuevos no podían indicar otra cosa más que
vecinos nuevos.
En esos días se acordó de sus rezos de antaño, los que desempolvó y
revivió con fuerzas, impregnando las paredes empapeladas con su voz.
No estaba lista para eso. Nunca lo estuvo.
Hacía años que disfrutaba su solitaria vida en el Edificio conocido
como “…el del Viento Maldito”, vaya a saber por qué. «Tal vez por su color»,
pensaba. «Grises son los ojos del diablo,
grises como tu olor», cantaba.
Como heredera de una familia demasiado tradicional y ya demasiado
muerta, lo eligió entre varias de sus propiedades sin atisbos de duda. Jamás
imaginó que a esa altura tendría que soportar una guerra…
Me pasa siempre que te leo y me produce un gran placer encontrar en un texto tantas historias..Final abierto presagia tempestades.
ResponderEliminarMuy bueno!!!
Bibi
:) qué lindoo!! gracias bibi!!! serán? veremos...
EliminarGran intro. Me deja millones de cosas pensando, lo cual es genial.
ResponderEliminargenial, polp!!! me gusta eso!!
ResponderEliminarUhhh, qué final. Estupendo.
ResponderEliminarEn tus líneas veo (leo) crudas historias en el pasado de la protagonista, y terribles (quizás...) perspectivas de futuro.
Como señalan Bibi y Sebas, genial introducción para lo que vendrá.
¡Saludos!
Semillas de historias que germinan con mi imaginación haciendo eco de tu genial sutileza. Un placer leerte... otra vez :)
ResponderEliminar