jueves, 18 de octubre de 2012

Ocho al ocho





Por Claudia Medina Castro.


Era sabido que no es fácil acceder a azoteas ajenas.
Eso hacía más complejo cumplir con el acuerdo irrevocable convenido horas antes en lo más alto del edificio de Juan.
Mis manos habían desaparecido un rato antes de llegar. A Mauro le pasó lo mismo. Bibi perdió sus ojos horas atrás, cuando se encontró con Juan en idéntica situación. A pesar de eso, no dudó en darme sus manos para que haga algo.

Mauro me seguía, manco también, incondicionalmente.

Y todo por ese mail anónimo y letal:

“Ya Están Muertos. Todo Lo Que Reciban Es Un Regalo. Todo Lo Que Puedan Hacer, Una Oportunidad.
Los Ocho, El Ocho, A Las Ocho, En Donde Todo Comenzó.”
No teníamos escapatoria. Y lo sabíamos.
A mi me tocó una parte complicada. Trasladarnos a los cuatro hasta el lugar de la cita, que era la azotea más antigua y emblemática de esa ciudad.
Edificio exótico como ninguno. Rodeado de gárgolas amenazantes y habitado por seres que aparentemente vivían de fiesta.
Cada piso tenía un sello diferente. Algunos llenos de antigüedades ignotas; otros vacíos; otros impenetrables.
Las gentes que vivían allí eran registradas y reconocidas por su ADN ancestral. Los ilustres y esporádicos visitantes lo hacían con un código implantado por sus anfitriones en la yema del anular derecho.
Solo para pocos.
Y nadie, NADIE tenía acceso a la última azotea. El motivo primigenio era que las voladizas terrazas privadas que lo circundaban eran demasiado redondas y completas, demasiado bellas para desear ir más allá... (Ni noción de que allá, en lo más alto, se sellaría cierta historia antigua para dar lugar a… bueno, a otra).

Dada la imposibilidad de acceder normalmente, puerta, ascensor, escalera, decidí armar mi globo gris y caer justo en el medio. Los deportes aéreos eran mis favoritos desde siempre. La noche lloviznosa ayudó por demás. Ocho minutos exactos de viaje, y, afortunadamente, nadie nos vio llegar, con excepción de los otros cuatro que nos estaban esperando.
Sebastián y Laura corrieron a recibirnos con una sonrisa en sus ojos, porque no tenían más sus bocas. (Todos, a pesar de los siglos, teníamos grabadas en el cuerpo las deudas a pagar).
Nos reconocimos instantáneamente sin conocernos. Nos unía el karma que nos reunía. Y nos quedaba poco tiempo. O una eternidad.
El “pisito” de José Luis dio fácil acceso a los otros para poder subir relativamente tranquilos. Unos por las interminables y oscuras escaleras y otros, como el mismísimo Pepe (acompañado por Sir William) trepados a una siniestra circulación vertical, debido a que no tenían ya sus pies.
Parecía todo coordinado…
Supimos que eran las Ocho cuando empezó la lluvia. Primero suave y refrescante; luego helada y puntiaguda. Todos sentimos cómo cada gota separaba quirúrgicamente nuestra carne, nuestras células. Y extrañamente vimos suspendidas en el aire todas las luces de la ciudad (y las de varias otras, más tenues, sepultadas debajo).
Paralelamente empezamos a escuchar, en formato de susurro, miles de quejas ridículas… Infinitos parloteos ególatras; gritos ahogados y temerosos. Risas complacientes. Gemidos angustiados y toses compulsivas.
Sentimos a nuestro alrededor ademanes inútiles y torpezas por doquier.
Incontables silencios doloridos sellados en frágiles ceños.
Ritos inútiles hasta el absurdo, colores sin gracia ni actitud; gestos sin intención.
Y mucho, mucho tiempo perdido.
Todo tan claro, tan transparente, que nos estalló desde el hígado una bruma negra que nos pulverizó.
Una simple pero decidida brisa surgió desde la sima, y mezcló las partículas de lo que solíamos ser haciéndonos ir y venir, en conjunto, como en un baile infinito y delicioso, desintegrando nuestras conciencias hasta hacerlas todas una.
Una que entendió Todo.
Y la risa nos invadió a los Ocho más allá de los cercenados sentidos.
Y la Ciudad desapareció conjuntamente con todos sus sonidos, o simplemente dejamos de Escuchar.
(… claro… era Eso lo que nos mantenía atrapados en el mundo de los vivos.
Salió nuestro número. Solo teníamos que apostar a pleno para encontrar la Paz).
Tuvimos suerte.
O fuimos elegidos.

17 comentarios:

  1. Mañana o mejor dicho dentro de un rato le juego al ocho!!!ME ENCANTÓ y valió a pena que hayas perdido lo escrito porque para ganar también hay que perder y a mí me gusta tanto cómo escribís que no se si soy una buena comentarista, lo que si se que esta historia no tiene desperdicio !!!
    TUVIMOS SUERTE!!!!

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    1. gracias bibi!!! decidí seguir un poco tu historia, desde mi punto de vista como personaje....

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  2. Impresionantes y apocalítpicas imágenes que transmiten tus letras, Claudia. Imposible no dejarse llevar.
    Tenebrosos y lúgubres escenarios, muy bien descriptos, con esos ocho personajes que caminan las sombras con un destino bien marcado.
    El párrafo "Todo tan claro, tan transparente, que nos estalló desde el hígado una bruma negra que nos pulverizó." ¡de antología!
    Te felicito, Claudia.
    Me encantó.
    ¡Saludos!

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    1. un placer tus palabras juan. como siempre denotan tu atenta leída...
      entre nos, es uno de mis escenarios favoritos.... :)
      gracias again!!!

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. aprecio tu punto de vista, raúl. si es así, bienvenido sea! seguramente habrá mucho más que descubrir en esta trama rara.
      o no... hay frases que encierran ideas muy profundas en sí mismas, y hay cosas que... nunca se sabrán.
      gracias muchas!!

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  4. Permitime Raúl disentir o al menos darle una lectura diferente a la tuya, creo que los prólogos son otra cosa y al haber escrito algunos difiero completamente de tu mirada. Un prólogo sirve para muchas cosas, justificar la historia,orientarnos en la lectura etc etc ( supongo que lo sabes muy bien) No voy a debatir con vos sobre lo que es una historia, como digo siempre hay muchas lecturas y cada lector es dueño de su propia historia, también hay muchas maneras de contar una historia y los interrogantes son parte de ella justamente para dejar pendiente al lector ( como vos decís) una de los mil objetivos de quien la escribe. En este caso me parece que transformarla , tanto la anterior como a ésta en un prólogo cuando se trabajó con un espacio, una trama y varios personajes es desestimar algunas cuestiones. Pero bue cada maestrito con su librito y por supuesto que lo digo siempre respetando las diversas miradas de los lectores, incluso de los más exigentes!!! Más allá de eso,gracias por tu siempre atenta mirada a todas estas historias !!!

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Estimado Raúl de ninguna manera espero halagos hipócritas al escribir y cualquier comentario " de buen tinte" se acepta, e incluso se necesita siempre a la hora de escribir en eso estamos totalmente de acuerdo. Quizá tu manera de expresarte ( y te aclaro que releí tus comentarios fueron un poco despectivos o quizá yo lo tomé así, pero lo cierto es que si valoro un prólogo y también se que en él se puede contar una historia ( e leído muchos y les doy la misma importancia que a la propia novela o cuentos o lo que sea. No está en discusión en este caso, si mi relato o el de Claudia te gustaron o no,eso es personal y puedo o no coincidir con tu criterio ( en este caso no) lo afirmes o no. No son historias continuadas por lo tanto estos dos relatos no son pinceladas de lo que vendrá,por ende se completan a sí mismos ( bien o mal según tu apreciación) pero con un argumento propio, con los ocho personajes ( una de las pautas del ejercicio y con un conflicto que los pone en una situación límite ( otra pauta del ejercicio) . Pero para explicarte de otra manera y terminar el tema porque indudablemente tenemos diferentes miradas, te dejo este ejemplo: Hacé de cuentas que te invito a comer y cocino un plato principal, con los ingredientes que más me gustan y el trabajo y el placer que la gente que cocina le pone a su plato. Vos lo comés y en lugar de decir qué rico o no me gustó, me decís ¿ cuando llega el plato fuerte??? porque esto es apenas una entrada. Bien. Hay maneras diferentes de hacer una critica y me parece que no es necesario aclarar mas. Saludos y lo dejamos aca.

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    3. y yo comparto las idea de los dos.
      la de bibi por lo que comenté más arriba: hay tanto cosas que nunca se sabrán como historias que quedan ahí, con final abierto. y no dejan de ser historias independientes.
      y la de raúl, que lo entiendo como lector, ya que a veces queremos más (adoro las series).
      lo demás es una cuestión de términos, creo.
      salutes a ambos!!!

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  5. La suerte esta "ochada" No va más. Excelente texto, cuando el ocho se duerme, el infinito se levanta y queda expuesto en el horizonte. Saludos.

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  6. Coincido con Lala. Es un texto de los tuyos, un "clásico", sin con esto decir que es común. Tiene esa impronta, esa perfección en las palabras elegidas y amalgamadas. Ese ritmo que abraza y te lleva en una danza que te hace vibrar y disfrutar hasta el final. Siempre espero ansioso tus letras. Un gran placer el haber recibido estas.

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    1. guau josé luis!!!! gracias por tus hermosas palabras!!!
      lector atento y observador. me pone muy contenta que valores esas cosas!!!
      GRACIAS MIL!!!

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  7. Un relato que permite millones de miradas, significaciones y puntos de vista. Eso me gusta y me llama a seguir leyendo, siempre.
    Gran relato Claudia.
    ¡Saludos!

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