Por Claudia Medina Castro.
Era sabido que no es fácil acceder a azoteas ajenas.
Eso hacía más complejo cumplir con el acuerdo irrevocable convenido horas antes en lo más alto del edificio de Juan.
Mis manos habían
desaparecido un rato antes de llegar. A Mauro le pasó lo mismo. Bibi perdió sus
ojos horas atrás, cuando se encontró con Juan en idéntica situación. A pesar de
eso, no dudó en darme sus manos para que haga algo.
Mauro me seguía, manco
también, incondicionalmente.
Y todo por ese mail
anónimo y letal:
“Ya Están Muertos. Todo
Lo Que Reciban Es Un Regalo. Todo Lo Que Puedan Hacer, Una Oportunidad.
Los Ocho, El Ocho, A Las
Ocho, En Donde Todo Comenzó.”
No teníamos escapatoria.
Y lo sabíamos.
∞
A mi me tocó una parte
complicada. Trasladarnos a los cuatro hasta el lugar de la cita, que era la
azotea más antigua y emblemática de esa ciudad.
Edificio exótico como
ninguno. Rodeado de gárgolas amenazantes y habitado por seres que aparentemente
vivían de fiesta.
Cada piso tenía un sello
diferente. Algunos llenos de antigüedades ignotas; otros vacíos; otros
impenetrables.
Las gentes que vivían
allí eran registradas y reconocidas por su ADN ancestral. Los ilustres y
esporádicos visitantes lo hacían con un código implantado por sus anfitriones
en la yema del anular derecho.
Solo para pocos.
Y nadie, NADIE tenía
acceso a la última azotea. El motivo primigenio era que las voladizas terrazas
privadas que lo circundaban eran demasiado redondas y completas, demasiado
bellas para desear ir más allá... (Ni noción de que allá, en lo más alto, se
sellaría cierta historia antigua para dar lugar a… bueno, a otra).
Dada la imposibilidad de
acceder normalmente, puerta, ascensor, escalera, decidí armar mi globo gris y caer
justo en el medio. Los deportes aéreos eran mis favoritos desde siempre. La
noche lloviznosa ayudó por demás. Ocho minutos exactos de viaje, y,
afortunadamente, nadie nos vio llegar, con excepción de los otros cuatro que
nos estaban esperando.
Sebastián y Laura
corrieron a recibirnos con una sonrisa en sus ojos, porque no tenían más sus
bocas. (Todos, a pesar de los siglos, teníamos grabadas en el cuerpo las deudas
a pagar).
Nos reconocimos
instantáneamente sin conocernos. Nos unía el karma que nos reunía. Y nos
quedaba poco tiempo. O una eternidad.
El “pisito” de José Luis
dio fácil acceso a los otros para poder subir relativamente tranquilos. Unos
por las interminables y oscuras escaleras y otros, como el mismísimo Pepe
(acompañado por Sir William) trepados a una siniestra circulación vertical,
debido a que no tenían ya sus pies.
Parecía todo coordinado…
∞
Supimos que eran las
Ocho cuando empezó la
lluvia. Primero suave y refrescante; luego helada y
puntiaguda. Todos sentimos cómo cada gota separaba quirúrgicamente nuestra
carne, nuestras células. Y extrañamente vimos suspendidas en el aire todas las
luces de la ciudad (y las de varias otras, más tenues, sepultadas debajo).
Paralelamente empezamos
a escuchar, en formato de susurro, miles de quejas ridículas… Infinitos
parloteos ególatras; gritos ahogados y temerosos. Risas complacientes. Gemidos
angustiados y toses compulsivas.
Sentimos a nuestro
alrededor ademanes inútiles y torpezas por doquier.
Incontables silencios
doloridos sellados en frágiles ceños.
Ritos inútiles hasta el
absurdo, colores sin gracia ni actitud; gestos sin intención.
Y mucho, mucho tiempo
perdido.
Todo tan claro, tan
transparente, que nos estalló desde el hígado una bruma negra que nos
pulverizó.
∞
Una simple pero decidida
brisa surgió desde la sima, y mezcló las partículas de lo que solíamos ser
haciéndonos ir y venir, en conjunto, como en un baile infinito y delicioso,
desintegrando nuestras conciencias hasta hacerlas todas una.
Una que entendió Todo.
∞
Y la risa nos invadió a
los Ocho más allá de los cercenados sentidos.
Y la Ciudad desapareció
conjuntamente con todos sus sonidos, o simplemente dejamos de Escuchar.
(… claro… era Eso lo que
nos mantenía atrapados en el mundo de los vivos.
Salió nuestro número. Solo
teníamos que apostar a pleno para encontrar la Paz).
Tuvimos suerte.
O fuimos elegidos.
∞
∞
Mañana o mejor dicho dentro de un rato le juego al ocho!!!ME ENCANTÓ y valió a pena que hayas perdido lo escrito porque para ganar también hay que perder y a mí me gusta tanto cómo escribís que no se si soy una buena comentarista, lo que si se que esta historia no tiene desperdicio !!!
ResponderEliminarTUVIMOS SUERTE!!!!
gracias bibi!!! decidí seguir un poco tu historia, desde mi punto de vista como personaje....
Eliminarvuelvo obvio!!!!
ResponderEliminarImpresionantes y apocalítpicas imágenes que transmiten tus letras, Claudia. Imposible no dejarse llevar.
ResponderEliminarTenebrosos y lúgubres escenarios, muy bien descriptos, con esos ocho personajes que caminan las sombras con un destino bien marcado.
El párrafo "Todo tan claro, tan transparente, que nos estalló desde el hígado una bruma negra que nos pulverizó." ¡de antología!
Te felicito, Claudia.
Me encantó.
¡Saludos!
un placer tus palabras juan. como siempre denotan tu atenta leída...
Eliminarentre nos, es uno de mis escenarios favoritos.... :)
gracias again!!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminaraprecio tu punto de vista, raúl. si es así, bienvenido sea! seguramente habrá mucho más que descubrir en esta trama rara.
Eliminaro no... hay frases que encierran ideas muy profundas en sí mismas, y hay cosas que... nunca se sabrán.
gracias muchas!!
Permitime Raúl disentir o al menos darle una lectura diferente a la tuya, creo que los prólogos son otra cosa y al haber escrito algunos difiero completamente de tu mirada. Un prólogo sirve para muchas cosas, justificar la historia,orientarnos en la lectura etc etc ( supongo que lo sabes muy bien) No voy a debatir con vos sobre lo que es una historia, como digo siempre hay muchas lecturas y cada lector es dueño de su propia historia, también hay muchas maneras de contar una historia y los interrogantes son parte de ella justamente para dejar pendiente al lector ( como vos decís) una de los mil objetivos de quien la escribe. En este caso me parece que transformarla , tanto la anterior como a ésta en un prólogo cuando se trabajó con un espacio, una trama y varios personajes es desestimar algunas cuestiones. Pero bue cada maestrito con su librito y por supuesto que lo digo siempre respetando las diversas miradas de los lectores, incluso de los más exigentes!!! Más allá de eso,gracias por tu siempre atenta mirada a todas estas historias !!!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEstimado Raúl de ninguna manera espero halagos hipócritas al escribir y cualquier comentario " de buen tinte" se acepta, e incluso se necesita siempre a la hora de escribir en eso estamos totalmente de acuerdo. Quizá tu manera de expresarte ( y te aclaro que releí tus comentarios fueron un poco despectivos o quizá yo lo tomé así, pero lo cierto es que si valoro un prólogo y también se que en él se puede contar una historia ( e leído muchos y les doy la misma importancia que a la propia novela o cuentos o lo que sea. No está en discusión en este caso, si mi relato o el de Claudia te gustaron o no,eso es personal y puedo o no coincidir con tu criterio ( en este caso no) lo afirmes o no. No son historias continuadas por lo tanto estos dos relatos no son pinceladas de lo que vendrá,por ende se completan a sí mismos ( bien o mal según tu apreciación) pero con un argumento propio, con los ocho personajes ( una de las pautas del ejercicio y con un conflicto que los pone en una situación límite ( otra pauta del ejercicio) . Pero para explicarte de otra manera y terminar el tema porque indudablemente tenemos diferentes miradas, te dejo este ejemplo: Hacé de cuentas que te invito a comer y cocino un plato principal, con los ingredientes que más me gustan y el trabajo y el placer que la gente que cocina le pone a su plato. Vos lo comés y en lugar de decir qué rico o no me gustó, me decís ¿ cuando llega el plato fuerte??? porque esto es apenas una entrada. Bien. Hay maneras diferentes de hacer una critica y me parece que no es necesario aclarar mas. Saludos y lo dejamos aca.
Eliminary yo comparto las idea de los dos.
Eliminarla de bibi por lo que comenté más arriba: hay tanto cosas que nunca se sabrán como historias que quedan ahí, con final abierto. y no dejan de ser historias independientes.
y la de raúl, que lo entiendo como lector, ya que a veces queremos más (adoro las series).
lo demás es una cuestión de términos, creo.
salutes a ambos!!!
Un clásico Medina Castro.
ResponderEliminarLa suerte esta "ochada" No va más. Excelente texto, cuando el ocho se duerme, el infinito se levanta y queda expuesto en el horizonte. Saludos.
ResponderEliminaruh!!!! buenísimoooooo!!! me encantó la frase.
Eliminary gracias!!!
Coincido con Lala. Es un texto de los tuyos, un "clásico", sin con esto decir que es común. Tiene esa impronta, esa perfección en las palabras elegidas y amalgamadas. Ese ritmo que abraza y te lleva en una danza que te hace vibrar y disfrutar hasta el final. Siempre espero ansioso tus letras. Un gran placer el haber recibido estas.
ResponderEliminarguau josé luis!!!! gracias por tus hermosas palabras!!!
Eliminarlector atento y observador. me pone muy contenta que valores esas cosas!!!
GRACIAS MIL!!!
Un relato que permite millones de miradas, significaciones y puntos de vista. Eso me gusta y me llama a seguir leyendo, siempre.
ResponderEliminarGran relato Claudia.
¡Saludos!