miércoles, 25 de julio de 2012

Cuando encontré el amor en ninguna parte




Por William E. Fleming.


Todo sería un juego de una única noche. La misma habitación mugrosa, vieja y descuidada de un motel lejos del pueblo. Tan alejado que el mismo Diablo vendría a pasar las vacaciones. Al terminar, sentiría como sus manos se volverían calladas; acabadas del éxtasis, de las caricias, del deseo, de la lujuria que rompería la puerta o la ropa haciéndole sentir la carne erecta dentro de ella. Volvería a oler esos cigarros que él se hacía con un olor asqueroso. Sentiría los deseos de vergüenza y pena por lo que cada año hacían, para volver a vestirse torpemente afeada de lo que habían hecho en la cama.
Pero ahora dejaría sentir, el recorrer su piel perlada del sudor del cuerpo grande del amante, la lengua, los besos, su sexo pidiendo más; las caricias de las manos por todas sus cavidades en busca de la lujuria que ella dejaría escapar poco a poco. Sentir el cuerpo erizado, las formas abruptas del macho que la posee mientras su mente olvida su vida gris, los hijos, el trabajo, el marido...

—Vendrás a la fiesta de mi hijo —dice él con el cigarrillo en la boca –el humo hace que sus ojos se entornen y llore un poco– mientras se coloca la ropa interior sobre un miembro oculto, cabizbajo y retraído después del ejercicio.
—Claro, podré llevar mi tarta especial —dice ella colocándose el sujetador—. ¿Nos vemos en casa? —pregunta alisándose la falda.
—Sí, en unas horas. Tengo que ir a terminar el trabajo. —Sonríe a su esposa y machaca el cigarrillo sobre un apestoso cenicero de cristal. Ella recibe un beso en la mejilla, nota ese olor nauseabundo. Dejó de fumar esas cosas cuando se casaron.
—Feliz aniversario —dice antes de marcharse.

9 comentarios:

  1. Esa pena y vergüenza que siente al comienzo me desviaron durante todo el relato del final. Me gusta el relato sobre todo por su estructura.

    ResponderEliminar
  2. Qué curioso comportamiento el de ese marido en la celebración de sus sórdidos aniversarios. No se si es que el sitio tiene un significado especial para la pareja o sólo para él, o es que necesita esa fantasìa, él, una vez al año. A ella no parece agradarle, pero tampoco se puede decir que le desagrade algo más allá de ese olor de los cigarrillos de ambiente. Me ha gustado.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. excelente fleming. un lujo de relato. miles de vidas plasmadas en estas breves líneas. un placer (o una tristeza...).
    salutes!

    ResponderEliminar
  4. ¡Excelente, Will!
    Has reflejado muy, muy bien cómo la rutina y el hastío a través del paso de los años pueden hacer mella en cualquier relación. A ellos solo les quedaba esa única vez por año para intentar rehacerse como pareja, y los resultados están a la vista.
    Otro acierto del micro es el de comenzar la redacción desde el punto de vista femenino, algo muy difícil (por lo menos para mí, claro) de lograr, superado esto con creces.
    ¡Felicitaciones!

    ResponderEliminar
  5. Qué extraña manera de celebrar un aniversario. Se sugiere una sordidez que en realidad no debería estar presente, es como si algo en la pareja estuviera roto, pero a la vez hay un acuerdo, extraño, muy extraño, repito.

    Un saludo William, desde mi mar.

    ResponderEliminar
  6. Muy buen reflejo de un matrimonio hastiado. Me gustó. Todo indicaba lo contrario a ese final obvio, que no resultó tal por la manera en que llevaste la historia. Te felicito.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  7. Muy turbio, con un clima expectante, duro. Me gustó esa forma rara en la que celebran su aniversario... ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  8. Un relato excelente. No puedo decirte porque motivos me trajo reminiscencias del conocido cuento americano "El hotel azul". Tal vez por la perfección lograda en transmitir el ambiente, el espíritu de los personajes. Un gusto!

    ResponderEliminar