Por Laura de la Rosa.
Debo reconocer que él sintió miedo la primera vez que llegó a mi casa. Como para asustarlo le habían dicho que yo era una hechicera, que lo iba a embriagar con pócimas deliciosas y que nunca se iba a recuperar de mis influjos.
Cuando entró, el llamador de ángeles de la puerta comenzó a sonar incesantemente, un embrujo extraño se apoderó de la habitación.
Comenzamos besándonos con sutiles y asustados besos. Seguimos tocándonos, palmo a palmo nuestros cuerpos. Luego el tiempo nos quedó lento y el espacio nos quedó poco y el deseo cada vez era mayor. Me abrazó bruscamente y se puso de pie, mis piernas rodearon su cintura, mientras caminábamos hacia mi cuarto. Él me besaba en el cuello y yo le acariciaba la cabeza. La cama estaba fría y la ropa moría por el suelo. Me tomó de la cintura y con sus dedos delineó mi espalda, marcó caminos que más tarde su boca recorrió. Me di vuelta sentada en la cama y le dejé besarme. Besó mi cuello y mi espalda, me rodeó con sus brazos y giré en su cuerpo casi sin darme cuenta. Llegó a mi boca y me besó entonces, suavemente como ya descubrió que me gustaba. Yo lo escuchaba respirar, lo llamaba con gritos silenciosos y sentía la vida en cada latido acelerado de su pecho.
Nosotros, como tantas veces lo habíamos hablado, como tantas lo habíamos imaginado, estábamos ahí ya desnudos, amándonos por primera vez. Los segundos se aceleraban con las horas, las escenas transcurrían una a otras a una velocidad incalculable.
La noche, de pronto, se hizo día y él desapareció.
Ahí descubrí yo, quién de los dos era el hechicero. Y vago desde entonces buscando el antídoto contra ese conjuro. Esperando que el llamador de ángeles vuelva a sonar. Que la noche nuevamente se haga día y el mago aparezca.
Divino y mágico!!! Ese llamador de ángeles derrotó al hechicero!!!! Besosssssssssssss
ResponderEliminarMe gustó mucho... mucho mucho... muy bueno y detallado, muy sentimental, un aplauso!
ResponderEliminarhombres hechiceros hay pocos. pocos para cada una... :-)
ResponderEliminarinquietante relato lau!!!!
la ropa moría por el suelo. me encantó!!!
abrazoo!!!
Con que sutil romanticismo describiste el tan mentado: «pájaro que comió, voló». Muy bueno, te felicito, Laura.
ResponderEliminarSaludos.
Un texto muy delicado con sutiles toques eróticos que nos mantienen atentos al micro, y un final, por lo menos para mí, inesperado e ideal. Todo lo que un muy buen microcuento debe contener.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
¡Felicitaciones, Laura!
Que bueno Laura. La descripción desordenada en ese momento que viven me gustó. Y la magia que encierra el relato es genial.
ResponderEliminar¡Buenísimo!
Muy bueno y muy original. Me gustó mucho. Sólo me quedó poco claro ese "miedo" que él sintió al principio... Genial el giro final.
ResponderEliminarsaludos
Gracias a todos por sus comentarios y opiniones, siempre es muy valioso para mi sus devoluciones.
ResponderEliminargracias
Me ha encantado tu cuento. Que los hay, los hay jajajaj
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