miércoles, 16 de mayo de 2012

Felices 50




Por Sebastián Elesgaray.


—Qué los cumplas feliz, qué los cumplas feliz —cantaba Javier en voz baja y cansada.
La espalda recta, el rostro alzado. Cada paso marcado, subiendo la escalera con seguridad a pesar de la tristeza que enmarcaba sus ojos. Dos días sin afeitarse le punteaban el rostro con pequeños pelos desordenados. Su jean y camisa sin planchar flotaban sobre su enjuto cuerpo.
—Qué los cumplas querido Javi, qué los cumplas feliz.
No hubo aplausos ni ovaciones alegres. Tan solo el silencio de mentira en una ciudad que pretendía dormir.
Pero se avecinaba un cambio.
Calzado con botas cada paso de Javier retumbaba con un eco pesado. En su mano derecha, una itaca. En la izquierda, un par de cargadores de repuesto que sumados a los que tenía en los bolsillos, se convertían en más de ciento cincuenta balas.
Ciento cincuenta, ciento cincuenta mil. ¿Qué diferencia hay?, le dijeron sus pensamientos.
Continuó su ascenso. Firme, raudo. Sin dudar. No podía permitirse tal lujo, porque conocía su destino. Eso quedaba relegado para los crédulos, los que por suerte no sabían del advenimiento.
Qué bueno lo que viven ellos.
Llegó al décimo segundo piso y paró unos momentos. Necesitaba recobrar un poco el aire. Faltaban cinco pisos y tenía que llegar a la terraza lúcido, con fuerzas. Por lo pronto el tiempo estaba a su favor.
Mientras descansaba revisó el arma. La recámara, el seguro, el cargador. Puso el ojo en la mira telescópica magnificando con el zoom la pintura en la pared.
Todo en orden.
Se levantó y continuó su ascenso. Su noche de muerte no sería tan mala. Hacía una hora había recibido el mejor regalo de cumpleaños: una carta de su hija. Sonrió satisfecho al recordar las palabras de cariño que lo habían bañado como un bálsamo protector.
Y es que cincuenta años no se cumplían todos los días.
Tampoco se sobrevivía a una guerra y se salía ileso. Por lo menos en lo físico, porque uno siempre se llevaba algo. Por más que esa noche Javier pelearía la última batalla, sabía que todas las guerras eran personales y estaban en uno mismo, nada más. A veces eran agentes externos los que las causaban, los que influían. Sin embargo mientras llegaba al anteúltimo piso, entendía que estaba a punto de pelear por él, por lo que sabía y creía.
Eso era bueno. El darse cuenta de que no iba a perder la vida por órdenes o metas mezquinas.
El último tramo de escaleras lo hizo llorando. Sin embargo, cuando abrió la puerta hacia la azotea, sus ojos ya estaban secos.

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Querida Belén:
Hola hija, como estás?
Escribo esta carta a mano porque sabés que nunca entendí las computadoras, no soy muy bueno con el tema de la tecnología. Apenas si se usar el celular que me regalaron hace unos años. Vos siempre fuiste la inteligente, la avispada, la que se leía un libro en un par de días y enseguida agarraba otro.
El motivo de esta carta es decirte simplemente lo mucho que te quiero y cuanto te extrañé en los últimos años. Ya ni se como nos separamos, como nos dejamos de ver y de hablar. Por que tuvo que pasar esto?
Quiero que sepas que nunca fue mi intencion alejarme de vos, siempre quise estar al lado tuyo. Pero por ahi fue el maldito orgullo, o el cariño que alguna vez no te brinde, ya ni se. Solamente quiero tu perdón y saber que en algun punto vos me amás tanto como yo a vos, hija.
En los próximos días voy a partir. No se bien que pasara, solamente se que se viene un cambio grandisimo, que va a dar vuelta todo.
No quiero que te asustes. Si todavía me querés, me gustaría que al menos atesores esta carta como lo que es: un grito de amor para vos, hija. Lo único que deseo en este momento es mirarte a los ojos una vez mas (esos ojos color marrón claro tan iguales a los de tu madre), y abrazarte con todas las fuerzas que tengo. No te das una idea el enorme miedo que siento, pero a la vez la tranquilidad de saber que sos mi niña del alma y te voy a llevar en mí hasta el último de mis días.
Otra vez te pido perdón por haberme alejado de vos, te pido perdón por no ser el padre que te mereces. Ni todas las lágrimas que lloro y lloré van a poder limpiar mi deshonra.

TE AMO MUCHO.
TU PADRE.

Pd: Te pido perdon por las faltas de ortografia que debe haber, ya sabes que soy un bruto.

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Javier sintió agradecido el toque del viento en su rostro. Era fresco y suave, casi una caricia.
Caminó unos pasos y miró alrededor. La azotea era de lo más sencilla y escueta. Tan solo un cuadrado de cemento de veinte metros por veinte, con una puerta de chapa en un costado y un tendedero circular sin prendas.
Capaz que muy dentro suyo, la gente sabe algo y decidió salvaguardar su ropa.
El pensamiento le causó cierta gracia pero no sonrió. Ya no tenía ganas y el tiempo se apresuraba, podía sentir como la espera se vaciaba rápida, sin frenos.
Estaba de pie en el centro de la terraza. Su camisa flameaba. El arma apuntaba al suelo apoyada en su antebrazo, su cara al cielo. Las nubes bajas reflejaban las luces de la ciudad tornándose un manto anaranjado. Sin la luna a la vista como guía, Javier no podía saber qué hora era. No había llevado reloj, pero deducía que serían casi las dos y media.
Pensando en su hija, en la guerra perdida, en su vida, tomó el arma con las dos manos y la colocó a la altura de su pecho.
Entonces, como una conjetura venenosa, el cielo tembló.

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Querido Papá:
No sé cuándo te llegará esta carta, pero por las dudas: ¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!!
Te pido perdón por no estar, estoy con bastante trabajo en la editorial. Por suerte los libros en los que trabajé se venden muy bien y tengo muchas esperanzas de que en un futuro cercano, pueda terminar y publicar el mío.
Te cuento que estoy de novia hace casi tres años. Es un chico muy agradable, se llama Francisco y estoy segura de que te va a caer muy bien. Estamos viviendo juntos hace ya seis meses y marcha todo sobre ruedas.
Pero al margen de todas las cosas que quiero y tengo que contarte, tu carta me estremeció en lo más profundo. ¿Cómo qué vas a partir? ¿Te vas de viaje? ¿Qué va a pasar? Me gustaría saber más, que me cuentes qué te pasa. Igual quiero que sepas que en cuanto tenga un par de días libres, me voy a hacer una escapada para allá.
Pero esto que escribo tiene otro sentido también.
Hace unos días me pasó algo muy raro. No quiero explayarme hasta que no nos veamos. Simplemente me gustaría decirte que me hizo ver las cosas de otro modo. Me hizo pensar en vos, en cómo te traté. Yo sé que no sos un mal tipo. Y sos el mejor padre que una hija podría tener. En todos estos años nunca dejé de quererte y extrañarte, me siento una idiota por el tiempo perdido entre nosotros.
Pero no importa. Ya nos vamos a sentar en una misma mesa y te voy a hacer los ravioles con la salsa blanca que te vuelven loco. ¡Pero el vino lo comprás vos, jajaja!
Te quiero Pá. Te mando un beso enorme y espero saber de vos pronto.

Belén

P.D: Te quise llamar, pero tu celular me decía que estaba apagado todo el tiempo. ¡A ver cuando lo ponés a cargar!

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Para esto me preparé, esto es lo que soy.
Sintió como un trueno retumbaba en toda la ciudad. Su alcance debía extenderse a todo el planeta, aunque para eso Javier no tenía pruebas. Sin embargo, estaba seguro de que en todas partes del globo donde hubiera cielo, habría en ese momento un fuerte estruendo.
Estoy en la terraza, estoy en lo más alto de lo que creí llegar.
Amartilló su itaca y la colocó en su hombro apuntando hacia las nubes bajas. Sintió que el pulso se le aceleraba tan solo un poco. Su cuerpo no demostró el intenso nerviosismo que lo poseía en ese crucial instante y tuvo un leve momento para enorgullecerse de sí mismo.
Después, el caos.
Sobre su cabeza las nubes empezaron a retorcerse formando un remolino, y el centro del mismo se extendió de a poco hasta abrir un pequeño agujero. De color negro, la abertura resaltaba como un enorme pozo de perdición. Javier tuvo tiempo de notar dos cosas: detrás de las nubes no se veían las estrellas ni la luna, tan solo una consistente oscuridad. Y en otras partes del cielo, como manchas al azar, se hicieron presentes otras brechas salidas de la nada. Sintió miedo pero no desesperación, y eso era bueno.
Apuntó sin dudar al centro del agujero que para ese momento ya tenía unos veinte metros de diámetro, y zumbaba como una abeja varios tonos por debajo de lo normal. Pasaron los segundos pero nada salía. Se preguntó si la ciudad se estaría despertando, confusa, somnolienta. Le dio pena las personas que de seguro perderían la vida sin siquiera saber qué las había matado. Confió en la perseverancia del ser humano para resolver lo que se avecinaba, era optimista en cuanto al futuro que de seguro no vería. Pero esperaba que su hija creciera y viviera.
El rostro de su niña fue cruzado por el de la primera criatura que llegaba a la Tierra. Era semi-humano, una cosa desnuda con piernas y manos como garras. El pelo largo, revuelto. Unas alas membranosas se abrían desde su espalda y embolsaban el aire. Su rostro era una máscara de furia con dientes enormes y filosos. Chilló, pero fue lo último que hizo en su existencia.
Javier le apuntó con celeridad entre los ojos haciendo estallar su cabeza. No hubo preguntas previas, no hubo gemidos de miedo ni gritos de victoria ante el experto disparo. Tan solo un hombre en una azotea sucinta y lacónica, marcado por una derrota injusta en una guerra, desconsolado por otra derrota en la vida. Sin cicatrices a la vista pero lleno de costras sólidas dentro suyo.
Cincuenta años. Esto sí que va a ser una fiesta.
Más criaturas aladas surgieron del agujero. Como balas, bajaban a toda velocidad con sus alas replegadas, en una carrera precipitante hacia el humano insolente que las atacaba por sorpresa.
Disparos se oían en todas partes. No solo Javier estaba peleando sobre la azotea.
La guerra había empezado.

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Papá te estoy llamando desesperada. Por favor cuando veas este mensaje llamame. Hay bestias raras por todos lados, no se sabe de dónde salieron y matan gente. Espero que estés bien, por favor contáctate conmigo. Te quiero mucho.

9 comentarios:

  1. ¡Monumental relato!
    Belleza apocalíptica pura, con todos sus ingredientes: la resistencia en manos de alguien muy querible (que parece que no las tiene todas consigo pero es el más cuerdo, al fin), seres de otro mundo, el pánico general (el sms da pavor), y el final completamente abierto.
    ¡Fantástico, Sebas!
    ¡Felicitaciones!

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    1. ¡Muchas gracias Juan! Resultó muy interesante como la historia sufrió un pequeño cambio a medida que el personaje subía la escalera. Ese cambio fue fundamental para todo lo que vino después... :D

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  2. Muy buen, y sorprendente, relato. El súbito cambio en la historia la mejora sobremanera, para dejar con la palabra en la boca a aquel que piensa: esto ya está visto. Vos tenés la habilidad de convertir lo obvio en novedoso.
    Te felicito.

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    1. ¡Muchas gracias Raúl! Estoy muy contento con el relato y con como se fue dando su escritura. Te mando un abrazo y gracias por comentar. :D

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  3. Como ya te dije Sebas es un relato genial y ahora que leo sobre el cambio, imagino que el personaje tan bien logrado fue quien te llevó a vos hasta el final, cosa que no siempre se logra y que vos trasmitiste tan bien !!!
    Un gran abrazo y de nuevo felicitaciones compañero!!
    Bibi

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    1. ¡Bibi, muchas gracias! Creo que un buen personajes es una de las bases principales donde se debe apoyar una historia. ¡Gracias y un abrazo para vos también!

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  4. el rescate del afecto, sobre todo el de padre e hija, es tan necesario para ambos... son nuestros salvadores del abismo, aunque éste sea inevitable.
    muy bueno sebastián!!

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    1. All you need is love, decían Los Beatles. Y no mentían...
      ¡Gracias Claudia!

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  5. Bueno por fin puedo escribir un comentario -Dios, esto de no tener pc es una cagada enorme, aunque la lectura por la pda estaba mejor jaja- leidos todos los textos, después del mío; solo como precaución para que no afectara a mi historia.

    Bueno pues comento que, me ha encantado este cuento. Al principio daba la idea de que fuera cosas como un matazombies, o incluso algún asesino serial, pero al final todo da un rocambolesco cambio que te hace preguntar cosas y desear saberlas... Y los toques, pequeños como, la carta con erratas ( yo casi estaba pensando mientras lo leía que te habías colado en esas faltas ajjaja)
    Magnífico la verdad me dio muchas ideas...

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